EL CHARANGO ETIMOLOGIA :
El Charango es una guitarrilla criolla especialmente
difundida en Bolivia y en el Per?
Charango no es voz ind?ena. Los fil?ogos tendr? menudo
entretenimiento, sin duda, con sus muchas -al parecer- variantes: charanga,
banda militar; charanguero, tosco, r?tico; changarra (por met?esis),
cencerro; el guatemalismo charranga, guitarra, y changango, tambi? guitarra,
en la regi? del Plata hace un siglo. En fin, el cubanismo charango
significa cosa peque?. ?Y chango, muchacho, del noroeste argentino?
Ah?queda eso; y vamos a lo nuestro.
|
DISPERSI?. ?
En la Rep?lica Argentina s?o se encuentra en el extremo del noroeste, y en
circunstancias que no permiten atribuirle gran antig?dad local. Consta
documentalmente su presencia en Jujuy a fines del siglo pasado. El doctor
Luis Brackebusch, cuenta que pas?una mala noche de 1882, en Pampicorral, a
causa de los gritos y la m?ica "de la caja primitiva de la bandurria
(especie de guitarra chica hecha de la c?cara de un quirquincho)?'. Yo
he hallado el Charango en Jujuy casi siempre en manos de los bolivianos.
En el Altiplano es m? viejo. Algunos viajeros lo vieron a mediados del
siglo pasado. La menci? m? antigua que conozco se encuentra en la
respuesta que a un cuestionario real di? en 1814, cierto can?igo residente
en Tupiza, Bolivia. Jos?Torre ReveHo me envi?del Archivo de Indias
copia de ese documento, y en ? leo que los indios... "usan con igual
afici? de guitarrillos, que por ac?llaman charangos, pero -agrega el
can?igo- los instrumentos de cuerda no son los primitivos, sino los de
viento" ...
As?es. En Per?y Bolivia, el uso del Charango me pareci?menos com?
entre los ind?enas que entre los m?icos criollos de las poblaciones menores.
Este instrumento viene, con seguridad, del siglo anterior, del XVIII. No
es inveros?il aquella tradici? peruana, corriente desde 1782, en que Ricardo
Palma, su redactor moderno, asegura que los huamanquinos... "han sido y son
los m? furiosos charanguistas del Per? No hay uno -a?de- que no sepa
hacer sonar las cuerdas de ese instrumento llamado charanga...' Bueno; si no
todos, muchos habr?.
Insisto en que la vieja Argentina desconoce el Charango. No lo mencionan
los documentos antiguos; no lo representa la iconograf?; apenas alg?
tradicionalista dice que lo usaban los carreteros que bajaban de Tucum? a
Buenos Aires, ya en tiempos de la Rep?lica. Hoy se encuentra en Jujuy y
zonas inmediatas, pero casi siempre en poder de los emigrantes bolivianos, como
he dicho. |
CLASIFICACI?. ?
El Charango es un cord?ono, instrumento en que
las cuerdas comunican su vibraci? al aire. El ?ico cord?ono criollo,
si no consideramos, como es natural, la guitarra espa?la, el arpa, las
bandurrias, los mandolines, etc., de factura ciudadana, y el viol? europeo, de
fabricaci? r?tica. Ind?ena, ?ico tambi?, seria el arco musical
de la Patagonia y del Chaco. En otras regiones parece que no es
precolombino.
Recibe tambi? el nombre de "Charrango" en Chile (Temuco y zonas
vecinas) un curioso palo musical ind?ena y criollo. Lo he visto s?o
una vez, y no durante la ejecuci?, en una ruca o rancho araucano. No
tengo los datos necesarios para dedicarle el correspondiente cap?ulo.
Consiste en un par de "cuerdas" de alambre que se fijan por los
extremos con clavos a uno de los palos verticales que soportan el techo de la
ruca, Dos botellas, una arriba y otra abajo, colocados entre el palo y las
cuerdas, desempe?n las funciones de "puente" estiran las cuerdas y
las separan del palo. Las cuerdas se hacen vibrar por raspadura de un par
de aros unidos y entorchados con alambre, en que el ejecutante introduce la
mano. No hay afinaci?. La superficie irregular del entorchado
raspa todas las cuerdas a un tiempo y el sentido del ruido que produce es
ritmico. Don Miguel Anabal? Mora, fil?ogo chileno que ha vivido mucho
tiempo entre los araucanos, me informa que el "charrango" suele tener
una, dos o tres cuerdas; que los criollos chilenos acompa?n con ? las
melod?s de las arm?icas de boca o las de una peque? flauta travesera de
cicuta que tiene de 3 a 5 agujeros, y que los araucanos lo emplean tambi? para
acompa?r los sonidos de la Trutruca, pero que, en este caso, el
"charrango" es port?il, es decir, que las cuerdas no se clavan en el
palo de la ruca, que est?fijo al suelo, sino en una tabla. No puedo
decir nada m?, por ahora. Da otros datos Carlos Isamitt.
Dentro de la gran categor? de los cord?onos, el Charango a que nos referimos
en este cap?ulo pertenece, no al grupo de los simples (cajas sin mango o
portacuerdas, con resonador separable), sino al de los compuestos, en que el
portacuerdas y la caja no se pueden separar sin destruir el instrumento.
Dentro del grupo de los cord?onos compuestos, el Charango se incorpora a la
numerosa familia de los la?es (en que el plano de las cuerdas corre paralelo a
la tapa), y en nueva subdivisi?, figura entre los la?es con mango, mango
a?dido como cuello al cuerpo resonador, y aun busca su propia especie con los
instrumentos en que la caja tiene forma de "c?cara", como el
mandol?, la tiorba, la balalaika, etc. El fondo de la caja es, en
realidad, la ?ica caracter?tica del Charango, lo que le da fisonom?
criolla.
Para Schaeffner, se tratarla de un instrumento a base de cuerpos s?idos
vibrantes, suceptibles de tensi?, no de membranas, sino de cuerdas.
Bien mirado, el Charango representa una antigua especie europea situada entre la
Guitarra y el Mando lin modernos. Estos dos instrumentos europeos, si
dejamos de lado las dimensiones, se diferencian especialmente en la forma de la
caja de resonancia y en alg? detalle secundario. El Charango se acerca
al Mandolin por las cuerdas dobles, el abovedamiento de la caja y el tama?, y
a la
Guitarra, por el clavijero, por la tapa en forma de "8" y la
consecuente entalladura del cuerpo resonador, y por la sujeci? de las cuerdas
a un puente encolado sobre la tapa. (Algunos Charangos, finos, sin embargo,
adoptan cordales semejantes a los del mandolin). En l?eas generales, la
construcci? del Charango sigue la evoluci? de las formas guitarrescas.
Se entiende que no habiendo sido la Guitarra del siglo XVII como la actual,
tampoco pudo serlo el Charango. Los instrumentos de material perecedero se
alejan constantemente, en detalles, al menos, de
la concepci? primitiva.
|
CONSTRUCCI?.
?
Excepto el caparaz?, nuestro Charango es, como forma, una verdadera
guitarra espa?la de tama? reducido. Clavijero, clavijas, mango o
brazo, cejuela, trastes, puente, tapa, boca o tarraja, etc., son
absolutamente como sus sin?imos de la Guitarra. Faltan, apenas, el
posa-cuerdas anexo al puente, y, en los m? r?ticos, el sobre,
punto o lista de madera dura en que se afirman las divisiones
met?icas de los trastes. La boca es, generalmente, redonda; a
veces se la reemplaza por dos aberturas semejantes a las "efes" del
viol?, pero m? cortas y anchas. Con esto queda dicho que el
Charango se construye como la Guitarra, si se except? lo que ata?
a la caja de resonancia. En esto, precisamente, estriba la
caracter?tica de este instrumento.
La caja del Charango se hace con un caparaz? de armadillo. El
constructor aplica el caparaz? a un molde de madera cuyo lomo sigue
el movimiento curvo de la futura caja (el movimiento curvo
longitudinal, el que va del mango a la base), y para obtener las
curvas de la cintura, cifie la parte central con un piol?. Seco el
caparaz? en el molde, r?ido el borde en forma de ocho, se aplica y
pega con cola espesa a la tapa arm?ica. La tapa tiene, en el
interior, una costilla ?ica que refuerza la cintura, de lado a
lado, a la altura del borde inferior de la boca, o a medio, o a un
cent?etro m? abajo. La c?cara de la cabeza del armadillo se pega
sobre el taco o ensanche con que la parte posterior del mango se
afirma a la caja.
A primera vista, parecer? que la adopci? de la c?cara del tat?
tiende a simplificar la complicada construcci? de los aros
laterales de la caja guitarresca. Si los constructores obedecen
tradicionalmente a los mismos principios de l?ica, se opone a tal
idea este hecho curios?imo: imitan con madera la forma del
caparaz?, y se toman con eso mucho m? trabajo que con la directa
construcci? de la forma guitarra. . M? sencillas, aunque tambi?
laboriosas, son las cajas hechas con una sola pieza de madera, bien
delineado el lomo, con su talle, bien excavado el hueco resonador.
En estos casos, tambi? el mango se talla en la pieza ?ica.
Todas las partes, en fin, todas las minucias de construcci? del
Charango, excepto el fondo de la caja, son europeas. Y en cuanto al
caparaz? , si bien desconocemos inmediatos antecedentes espa?les,
todos saben que el empleo de c?caras diversas, vegetales o
animales, fu?recurso bien conocido en la antig?dad y lo es todav?
entre muchos pueblos.
El largo de un Charango com? es de unos cincuenta centimetros o
poco m? (mango y caja). El mango, hasta el comienzo de la tapa,
tiene unos 30-34 cent?etros; la caja, en cambio, varia mucho. A un
mango del largo antedicho, los constructores le aplican cajas que
tienen, las mayores, hasta veinte centimetros, y las menores, unos
quince. Hay, en general, una notable desproporci? entre el tama?
de la caja y el del mango, y esta desproporci? se acent? en el
caso de las cajas m? peque?s.
La tapa sigue el movimiento en ocho propio de la guitarra moderna,
esto es, la parte superior m? angosta que la inferior. Algunos
ejemplares tienen una cuerda para suspender el instrumento al cuello
El Charango tiene, generalmente, cinco ?denes 1) de cuerdas, y los
?denes son dobles. Excepcionalmente, el orden de las primas es
triple. En este caso, la und?ima clavija se coloca entre las dos
hileras. Las cuerdas antiguas eran de tripa; modernamente, suelen
emplearse las de, metal.
La construcci? del Charango se conf?, principalmente, a los
luthiers profesionales de los centros m? poblados, pero no es muy
raro el caso del m?ico campesino que los hace, muy r?ticos, para
su propio regalo.
|
CONSTRUCCI?.
?
Excepto el caparaz?, nuestro Charango es, como forma, una verdadera guitarra
espa?la de tama? reducido. Clavijero, clavijas, mango o brazo,
cejuela, trastes, puente, tapa, boca o tarraja, etc., son absolutamente como sus
sin?imos de la Guitarra. Faltan, apenas, el posa-cuerdas anexo al
puente, y, en los m? r?ticos, el sobre, punto o lista de madera dura en que
se afirman las divisiones met?icas de los trastes. La boca es,
generalmente, redonda; a veces se la reemplaza por dos aberturas semejantes a
las "efes" del viol?, pero m? cortas y anchas. Con esto
queda dicho que el Charango se construye como la Guitarra, si se except? lo
que ata? a la caja de resonancia. En esto, precisamente, estriba la
caracter?tica de este instrumento.
La caja del Charango se hace con un caparaz? de armadillo. El
constructor aplica el caparaz? a un molde de madera cuyo lomo sigue el
movimiento curvo de la futura caja (el movimiento curvo longitudinal, el que va
del mango a la base), y para obtener las curvas de la cintura, cifie la parte
central con un piol?. Seco el caparaz? en el molde, r?ido el borde
en forma de ocho, se aplica y pega con cola espesa a la tapa arm?ica. La
tapa tiene, en el interior, una costilla ?ica que refuerza la cintura, de lado
a lado, a la altura del borde inferior de la boca, o a medio, o a un cent?etro
m? abajo. La c?cara de la cabeza del armadillo se pega sobre el taco o
ensanche con que la parte posterior del mango se afirma a la caja.
A primera vista, parecer? que la adopci? de la c?cara del tat?tiende a
simplificar la complicada construcci? de los aros laterales de la caja
guitarresca. Si los constructores obedecen tradicionalmente a los mismos
principios de l?ica, se opone a tal idea este hecho curios?imo: imitan con
madera la forma del caparaz?, y se toman con eso mucho m? trabajo que con la
directa construcci? de la forma guitarra. . M? sencillas, aunque
tambi? laboriosas, son las cajas hechas con una sola pieza de madera, bien
delineado el lomo, con su talle, bien excavado el hueco resonador. En
estos casos, tambi? el mango se talla en la pieza ?ica.
Todas las partes, en fin, todas las minucias de construcci? del Charango,
excepto el fondo de la caja, son europeas. Y en cuanto al caparaz? , si
bien desconocemos inmediatos antecedentes espa?les, todos saben que el empleo
de c?caras diversas, vegetales o animales, fu?recurso bien conocido en la
antig?dad y lo es todav? entre muchos pueblos.
El largo de un Charango com? es de unos cincuenta centimetros o poco m?
(mango y caja). El mango, hasta el comienzo de la tapa, tiene unos 30-34
cent?etros; la caja, en cambio, varia mucho. A un mango del largo
antedicho, los constructores le aplican cajas que tienen, las mayores, hasta
veinte centimetros, y las menores, unos quince. Hay, en general, una
notable desproporci? entre el tama? de la caja y el del mango, y esta
desproporci? se acent? en el caso de las cajas m? peque?s.
La tapa sigue el movimiento en ocho propio de la guitarra moderna, esto es, la
parte superior m? angosta que la inferior. Algunos ejemplares tienen una
cuerda para suspender el instrumento al cuello
El Charango tiene, generalmente, cinco ?denes 1) de cuerdas, y los ?denes
son dobles. Excepcionalmente, el orden de las primas es triple. En
este caso, la und?ima clavija se coloca entre las dos hileras. Las
cuerdas antiguas eran de tripa; modernamente, suelen emplearse las de, metal.
La construcci? del Charango se conf?, principalmente, a los luthiers
profesionales de los centros m? poblados, pero no es muy raro el caso del
m?ico campesino que los hace, muy r?ticos, para su propio regalo. |
AFINACI?. ?
La caracter?tica m? original del Charango es su afinaci?. Si
tomamos el ejemplar com? de cinco pares de cuerdas, podemos
observar la siguiente afinaci?.
Sol
Do Mi La Mi
Dos detalles nos resultan extra?s: primero, los ?denes, punteados
al aire, no siguen una marcha cualquiera del grave agudo, como en
todos los modernos instrumentos de cuerda; segundo, en el tercer
orden, las cuerdas no est? afinadas a la misma altura, sino a la
octava.
(La prima se acuerda con la prima de la guitarra, mi ).
La marcha ascendente irregular es, en efecto, rara en nuestros d?s;
pero, sin duda alguna, se conocieron en Europa, hacia 1600, especies
de guitarra con tal anomal?. El Padre Mar? Mersenne, que public?
en 1636 su Harmonie universelle, nos da noticia de un tipo de
guitarra de cinco ?denes dobles, como el Charango, acordados as?
(seg? vemos en modernas reproducciones del original franc?):
Sol
Do Mi La Re
Como puede observarse, el movimiento general de la afinaci? de esa
antigua Guitarra europea y el de nuestro Charango son iguales: del
quinto al cuarto orden, ascenso; el tercero toma una nota m? grave,
y hay despu? nuevo ascenso hasta el orden de las primas.
1) No es lo mismo decir cinco ?denes que cinco cuerdas. Cinco
?denes equivale a cinco clases de cuerdas distintas, pues cada
orden puede tener una cuerda (orden sencillo), dos cuerdas (orden
doble) y hasta tres (orden triple). intervalos, s?o difieren
aquellos en que participan las terceras y las primas.
Es interesante notar que los ?denes del Charango, al aire, dan una
escala pentat?ica defectiva, esto es, con un grado menos. Quienes
en seguida pretendan relacionar esta afinaci? con la pentat?ica
del Per?aborigen, padecer? contrariedad al saber que aquella
Guitarra europea antigua tambi? da una escala pentat?ica, y sin
defecto alguno:
Guitarra europea Charango
Fa Sol La Do Re Mi Sol La Do Mi
La nota blanca entre par?tesis representa el sonido que le
falta a esa afinaci? para completar la escala pentat?ica, y los
n?eros son los de los ?denes, del agudo al grave. La guitarra
europea antigua produce el modo pentat?ico B; el Charango produce
el modo pentat?ico D. Como curiosidad a?do que el modo B es el m?
usado en Per?y Bolivia, y el D -precisamente el del Charango- es el
m? raro.
Seguramente, estas afinaciones no tienen nada que ver con la
pentaton?, aunque el instrumento pueda servir a la m?ica
pentat?ica, como ocurre hoy en el Altiplano, cuyo mango permite el
acortamiento del largo vibrante de la cuerda, nunca reproduce la
escala, pues cada cuerda debe dar dos, tres o cuatro grados
diat?icos de la serie. Mucho m? veros?il es que el fino calibr?
(di?etro, grosor) de las cuerdas no permita una afinaci? demasiado
grave, y as!, las cuartas y quintas se estirar?n hasta la octava
aguda. Si llevamos al registro grave los dos ?timos ?denes de esa
Guitarra europea antigua, tendremos una afinaci? - t?ica por
cuartas y terceras y, algo m? sugestivo, el mismo temple cl?ico de
la Guitarra espa?la de cinco ?denes (sin sexta - la - re - sol -
si - mi). Y si hacemos id?tica operaci? con los dos ?timos
?denes del Charango, daremos otra vez con una afinaci? com? de
cuartas y terceras con la sola excepci? del saldo de quinta entre
segunda y prima que, entre par?tesis, no es consecuencia del cambio
de octava que propongo. Por otra parte, el salto de quinta se
encuentra en el temple de muchos instrumentos, como el mandol?, del
cual ,pudo haberlo tomado el Charango. Es importante notar que las
antiguas cuerdas de este instrumento, hechas de tripa, ten?n, como
se ve hasta hoy, el mismo calibre, y que, en consecuencia, habr?
sido imposible afinar los dos ?timos pares una octava m? abajo.
Seg? esto, la afinaci? que origina el orden pentat?ico puede
explicarse por una simple cuesti? de material, tanto en la
guitarrilla europea como en la criolla.
Los constructores de las ciudades m? importantes, productores de
Charangos finos, arman el encordado con materiales de otros
instrumentos. Recurren, generalmente, para la prima, a la prima de
la bandurria; para la segunda, a la segunda del mandol?; para la
tercera (grave), a la tercera de este mismo instrumento; para la
tercera (aguda), a la prima de la bandurria; para la cuarta, a la
prima del mandol?, y para la quinta, a la prima (de acero) de la
guitarra. Ahora que tienen a su disposici? cuerdas comerciales de
todos los calibres, siguen respetando la afinaci? tradicional. Los
Charangos comunes y los r?ticos conservan las antiguas cuerdas de
tripa, todas del mismo grosor.
Si la afinaci? del Charango, en fin, no procede directamente de
alguna especie de guitarra europea desaparecida semejante a la que
nos describi?Mersenne, ser?una reincidencia criolla en la misma
soluci? que en cualquier parte puede imponerse al ejecutante por la
imposibilidad de afinar las ?timas cuerdas en la octava grave. En
realidad, no parece cosa tan dif?il obtener cuerdas gruesas; pero
es el caso, cien veces comprobado, que una vez establecidos una
forma, una t?nica, un procedimiento, etc., subsiguen arraigo y
perduraci? sin modificaciones, aun desaparecidas las circunstancias
genitoras. Que lo diga la imitaci? en madera del caparaz?, m?
trabajosa que cualquier caja arm?ica.
|
AFINACI?. ?
La caracter?tica m? original del Charango es su afinaci?. Si tomamos
el ejemplar com? de cinco pares de cuerdas, podemos observar la siguiente
afinaci?.
Sol Do Mi La Mi
Dos detalles nos resultan extra?s: primero, los ?denes, punteados al aire,
no siguen una marcha cualquiera del grave agudo, como en todos los modernos
instrumentos de cuerda; segundo, en el tercer orden, las cuerdas no est?
afinadas a la misma altura, sino a la octava.
(La prima se acuerda con la prima de la guitarra, mi ).
La marcha ascendente irregular es, en efecto, rara en nuestros d?s; pero, sin
duda alguna, se conocieron en Europa, hacia 1600, especies de guitarra con tal
anomal?. El Padre Mar? Mersenne, que public?en 1636 su Harmonie
universelle, nos da noticia de un tipo de guitarra de cinco ?denes dobles,
como el Charango, acordados as?(seg? vemos en modernas reproducciones del
original franc?):
Sol Do Mi La Re
Como puede observarse, el movimiento general de la afinaci? de esa antigua
Guitarra europea y el de nuestro Charango son iguales: del quinto al cuarto
orden, ascenso; el tercero toma una nota m? grave, y hay despu? nuevo
ascenso hasta el orden de las primas.
1) No es lo mismo decir cinco ?denes que cinco cuerdas. Cinco ?denes
equivale a cinco clases de cuerdas distintas, pues cada orden puede tener una
cuerda (orden sencillo), dos cuerdas (orden doble) y hasta tres (orden triple).
intervalos, s?o difieren aquellos en que participan las terceras y las primas.
Es interesante notar que los ?denes del Charango, al aire, dan una escala
pentat?ica defectiva, esto es, con un grado menos. Quienes en seguida
pretendan relacionar esta afinaci? con la pentat?ica del Per?aborigen,
padecer? contrariedad al saber que aquella Guitarra europea antigua tambi?
da una escala pentat?ica, y sin defecto alguno:
Guitarra
europea
Charango
Fa Sol La Do
Re Mi
Sol La Do Mi
La nota blanca entre par?tesis
representa el sonido que le falta a esa afinaci? para completar la escala
pentat?ica, y los n?eros son los de los ?denes, del agudo al grave.
La guitarra europea antigua produce el modo pentat?ico B; el Charango produce
el modo pentat?ico D. Como curiosidad a?do que el modo B es el m? usado en
Per?y Bolivia, y el D -precisamente el del Charango- es el m? raro.
Seguramente, estas afinaciones no tienen nada que ver con la pentaton?, aunque
el instrumento pueda servir a la m?ica pentat?ica, como ocurre hoy en el
Altiplano, cuyo mango permite el acortamiento del largo vibrante de la cuerda,
nunca reproduce la escala, pues cada cuerda debe dar dos, tres o cuatro grados
diat?icos de la serie. Mucho m? veros?il es que el fino calibr?
(di?etro, grosor) de las cuerdas no permita una afinaci? demasiado grave, y
as!, las cuartas y quintas se estirar?n hasta la octava aguda. Si
llevamos al registro grave los dos ?timos ?denes de esa Guitarra europea
antigua, tendremos una afinaci? - t?ica por cuartas y terceras y, algo m?
sugestivo, el mismo temple cl?ico de la Guitarra espa?la de cinco ?denes (sin
sexta - la - re - sol - si - mi). Y si hacemos id?tica operaci? con los
dos ?timos ?denes del Charango, daremos otra vez con una afinaci? com? de
cuartas y terceras con la sola excepci? del saldo de quinta entre segunda y
prima que, entre par?tesis, no es consecuencia del cambio de octava que
propongo. Por otra parte, el salto de quinta se encuentra en el temple de
muchos instrumentos, como el mandol?, del cual ,pudo haberlo tomado el
Charango. Es importante notar que las antiguas cuerdas de este
instrumento, hechas de tripa, ten?n, como se ve hasta hoy, el mismo calibre, y
que, en consecuencia, habr? sido imposible afinar los dos ?timos pares una
octava m? abajo. Seg? esto, la afinaci? que origina el orden pentat?ico puede explicarse por una simple cuesti? de material, tanto en la
guitarrilla europea como en la criolla.
Los constructores de las ciudades m? importantes, productores de Charangos
finos, arman el encordado con materiales de otros instrumentos. Recurren,
generalmente, para la prima, a la prima de la bandurria; para la segunda, a la
segunda del mandol?; para la tercera (grave), a la tercera de este mismo
instrumento; para la tercera (aguda), a la prima de la bandurria; para la
cuarta, a la prima del mandol?, y para la quinta, a la prima (de acero) de la
guitarra. Ahora que tienen a su disposici? cuerdas comerciales de todos
los calibres, siguen respetando la afinaci? tradicional. Los Charangos
comunes y los r?ticos conservan las antiguas cuerdas de tripa, todas del mismo
grosor.
Si la afinaci? del Charango, en fin, no procede directamente de alguna especie
de guitarra europea desaparecida semejante a la que nos describi?Mersenne,
ser?una reincidencia criolla en la misma soluci? que en cualquier parte
puede imponerse al ejecutante por la imposibilidad de afinar las ?timas
cuerdas en la octava grave. En realidad, no parece cosa tan dif?il
obtener cuerdas gruesas; pero es el caso, cien veces comprobado, que una vez
establecidos una forma, una t?nica, un procedimiento, etc., subsiguen arraigo
y perduraci? sin modificaciones, aun desaparecidas las circunstancias
genitoras. Que lo diga la imitaci? en madera del caparaz?, m?
trabajosa que cualquier caja arm?ica.
|
EJECUCI?. ?
El ejecutante coloca el instrumento sobre el pecho, prieto bajo el antebrazo
derecho. El cord? pasa por el hombro, y la, mano izquierda, en el mango,
colabora en la suspensi?.
0, mejor, sentado, el hombre, pone la parte inferior
de la caja en la juntura de las piernas.
Creo
que, antiguamente, el rasgueo era la ?ica t?nica de pulsaci? para
el Charango; ahora no es raro el punteo. Es decir que, de
instrumento exclusivamente acompa?nte, ha llegado a ser, adem?,
mel?ico, y en manos muy h?iles, mel?ico - arm?ico.
OCASI?. ?
Solo o en conjuntos, el Charango se emplea sin limitaci? temporal.
M?ICA. ?
El Charango alcanza su mayor eficacia mediante el rasgueo y como acompa?nte
"ac?dico". Fijo el antebrazo que aprieta la caja, su?-C??
r???, rilu?ese la: mano, y un solo dedo, el indice, desciende hasta
rozar blandamente las cuerdas en cruz, es decir, de arriba abajo y a la inversa,
a la altura del borde superior de la boca o poco m? arriba, cerca de la linea
en que nace el mango. Pueden intervenir m?. dedos en el roce.
Ni rara ni frecuente, la t?nica del
punteo se aplica al Charango en la producci? de melodias. Creo que esta
gracia del instrumento no es antigua; ni es tampoco, en i7?i??ea
pica. Adem? de la l?ea suele producir alguna nota consonante, y aun
acordes con que el m?ico refuerza el canto
Corrientemente, sobre todo si se trata de danzas, el instrumentista llena los
silencios de fin de frase con los rasgueos o arpegios del acompa?n?nto
correspondiente.
Pocas
f?mulas r?micas sirven para el acompa?miento de todos los bailes.
Ejemplos:
|